"Porque no existe la casualidad... Todo comienza al estar en el sitio adecuado y en el momento preciso si te dejas llevar por tu intuición"
Eso me sucedió el miércoles cuando coincidí con Fernando San Emeterio mientras esperaba un servicio en el Hotel Meliá Castilla.
- ¿Tienes cambio de 50 Euros?
- Sí, no hay problema.
- Quería ir a Chamartín.
- Allá vamos. Tú eres jugador de baloncesto... ¿verdad?
- Sí, soy San Emeterio - Me dijo.
- Era en quien primero había pensado pero me parecía imposible porque te creía en otro lugar...
- Regresamos ayer de Eslovenia tras el partido y hemos pasado aquí la noche.
- Anoche estuve viendo el partido. ¡¡¡Que genial fue esa entrada a canasta que hiciste, marca de la casa!!! No te imaginas la alegría que me da coincidir contigo... Soy un apasionado del baloncesto. Por cierto... ¿cómo va el proceso?
- ¿Qué proceso? - Preguntó.
- Lo del último descarte entre Carlos Suarez y tú de cara a jugar el mundial.
- A ver en qué queda la cosa...
- Mucho ánimo... tránsmiteselo también de mi parte a Carlos. ¿Tendrás tiempo para firmarme un autógrafo?
- Claro. ¿Cómo te llamas?
- Miguel... Gracias y que vaya bien.
Ese mismo día se sabía que San Emeterio estaría en el Mundial y que se había descartado a Carlos Suarez.
Lo de plantear un concursazo para ver quién daba con el enigma de averiguar la persona que me había firmado el autógrafo ya lo sabéis, así que lo pasaré por alto y continuaré diciendoos que el día siguiente fue más intenso si cabe, en parte por una conversación con un tocayo que quedó pospuesta para concluirla en una segunda ocasión y en parte por el encuentro, movido por los hilos del destino, de una increible mujer a la que no pude menos que dar mi tarjeta por si quería llamarme en los días sucesivos.
Y ocurrió. El sábado por la mañana me llamó para llevarla de nuevo al aeropuerto. Acordamos la hora y, para hacer tiempo, esperé en una parada de taxi. Cuando creía que me tendría que ir directamente a recogerla sucedió algo extraordinario: un conductor perdido estaba pidiendo ayuda para poder encaminarse a la carretera de Burgos y yo me ofrecí a ello, saliendo del primer lugar que ocupaba en la línea de taxis y escuchando de un compañero "cóbrale por lo menos 10 euros", al que respondí "hay cosas en la vida que hay que hacer gratis".
Llegue al encuentro con esta mujer con un margen inferior de cinco minutos respecto a la hora fijada y con una gran satisfacción interna. Justo después de llegar al aeropuerto me encaminé a la bolsa de taxis para esperar la llegada de viajeros y me sorprendió encontrarme de nuevo al taxista con el que había coincidido en la parada previamente, preguntándome si finalmente había llevado al conductor, el cual me miró como un bicho raro tras la afirmación a su pregunta.
Un rato después, se cruzó delante de mí la selección de baloncesto de Brasil entre la cual logré identificar a dos vigentes campeones de la liga española de nuevo, Splitter y Marcelinho Huertas, consiguiendo de este último un autógrafo que supuso tanto una enorme pitada, al no atender apresuradamente el avance de la línea de taxis, como ser más consciente de que en estos días me he visto inundado de señales hasta que se ha cerrado el círculo para comprender el lugar que me asigna mi interior.
Gracias por todo.
Un abrazo cósmico.