He estado siguiendo el proceso al que te enfrentas en tu labor docente y no he podido dejar de reflexionar, a raíz de tu vivencia, acerca de la situación en que se encuentra la educación.
Voy
a fijar el punto de partida en la elección laboral, especialmente por
ser tan vocacional la decisión de quienes decidimos poner nuestro
granito de arena en el logro de un mundo mejor. Es esta elección la que
define, de la misma forma en que lo trata la película de Matrix, los
adversarios a los que nos tenemos que enfrentar.
Comparto contigo
que no es un camino fácil, especialmente cuando tu resistencia
emocional se constituye como principal adversario. En muchos momentos
hemos transitado por la misma senda, con la percepción personal de
sensaciones parecidas, haciéndome valorar que aquello que elejimos nos
lleva a enfrentarnos de forma reiterativa a similares circunstancias.
Puede
que nunca sientas alivio, te has posicionado como una luchadora
educativa y esto conlleva tensión y permanencia constante en un estado
de alerta, más aún, si cabe, al tratarse de una persona tan en lucha por
los valores como tú lo eres.
Por otro lado, tanto tú como yo
tenemos claro que la nociva reestructuración acometida en la sombra por la consejería de
educación comienza mucho antes de que se reconozca la crisis, si bien
ciertas prácticas, que datan ya de 2009, se convertían en una señal
inequívoca al respecto.
Un interino de Primaria que, como por
aquella época era mi caso, arrimara el hombro con cierta continuidad por
el ancho espectro de colegios públicos que conforma la comunidad de
Madrid, aún sin saber si era el último de los primeros o más bien el
primero de los últimos, ha podido comprobar cómo durante estos tres años
su labor ha estado restringida exclusivamente a apoyar a alumnos
particulares de primaria que demandaban su atención.
Estas
últimas líneas no se presentan como una queja sino como una
argumentación sobre lo que conlleva una elección, con su proyección
temporal.
Sin embargo, se podría decir, al hilo de infinidad de
situaciones cotidianas, que todos los trabajadores educativos de ésta,
nuestra comunidad, hemos bajado un escalón: A los funcionarios se les
hace la vida imposible (en muchos casos tratándolos como interinos) y
los interinos se convierten en trabajadores precarios.
Tus
palabras han hecho que me anime a escribir unas líneas, para aportar una
nueva visión crítica del engendro en que se está convirtiendo lo que
consideramos fundamental en el proceso de mejora continua de la
sociedad, en manos de unas jóvenes generaciones colmadas de valores
humanos y de gente que lucha por creer que un mundo mejor es posible.
Gracias por encender la llama.
viernes, 7 de septiembre de 2012
martes, 8 de mayo de 2012
¡¡¡Olé, olé Hollande y olé... Que Sarkozy ya se fue!!!
Hay una reflexión muy interesante que me ha llegado y con la que me ha dado
por pensar que... quizá los partidos extremos son beneficiosos para que
el sistema se perpetúe de la mano de la tan famosa y extendida teoría
del miedo...
Los grandes partidos políticos (en el caso de España con el bipartidismo) no dejan de sugestionarnos con su fórmula mágica para que deseemos llegar adónde nos están llevando de la mano: "¡¡¡Votemos al partido mayoritario de la oposición!!! pues, si éste la caga, en otra nueva oportunidad tomamos la decisión inversa". Además, en caso de que ni siquiera haya confianza en esta opción, los líderes más avispados tendrán ocurrencias para que no cunda el pánico en su seno pensando que: "Con un empate técnico que suponga un gobierno de fragilidad mayúscula se puede dejar en barbecho la política un mandato y, en este caldo de cultivo que hace crecer nuestras fuerzas, se olvidarán los viejos desagravios". Automáticamente, tras las elecciones griegas se empieza a hablar de que ya viene el lobo neonazi, cuando una visión bastante objetiva podría vislumbrar la decepción de la extrema derecha ante unos resultados no tan satisfactorios como los que se podía prever.
Me da por pensar que el desarrollo de los últimos acontecimientos es la inevitable hoja de ruta a la que los ciudadanos nos vemos abocados, ante un temible plan prefijado del sistema.
Los grandes partidos políticos (en el caso de España con el bipartidismo) no dejan de sugestionarnos con su fórmula mágica para que deseemos llegar adónde nos están llevando de la mano: "¡¡¡Votemos al partido mayoritario de la oposición!!! pues, si éste la caga, en otra nueva oportunidad tomamos la decisión inversa". Además, en caso de que ni siquiera haya confianza en esta opción, los líderes más avispados tendrán ocurrencias para que no cunda el pánico en su seno pensando que: "Con un empate técnico que suponga un gobierno de fragilidad mayúscula se puede dejar en barbecho la política un mandato y, en este caldo de cultivo que hace crecer nuestras fuerzas, se olvidarán los viejos desagravios". Automáticamente, tras las elecciones griegas se empieza a hablar de que ya viene el lobo neonazi, cuando una visión bastante objetiva podría vislumbrar la decepción de la extrema derecha ante unos resultados no tan satisfactorios como los que se podía prever.
Me da por pensar que el desarrollo de los últimos acontecimientos es la inevitable hoja de ruta a la que los ciudadanos nos vemos abocados, ante un temible plan prefijado del sistema.
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