Hay una reflexión muy interesante que me ha llegado y con la que me ha dado
por pensar que... quizá los partidos extremos son beneficiosos para que
el sistema se perpetúe de la mano de la tan famosa y extendida teoría
del miedo...
Los grandes partidos políticos (en el caso de España
con el bipartidismo) no dejan de sugestionarnos con su fórmula mágica
para que deseemos llegar adónde nos están llevando de la mano: "¡¡¡Votemos al partido mayoritario de la
oposición!!! pues, si éste la caga, en otra nueva oportunidad tomamos la
decisión inversa". Además, en caso de que ni siquiera haya confianza en
esta opción, los líderes más avispados tendrán ocurrencias para que no
cunda el pánico en su seno pensando que: "Con un empate técnico que suponga un
gobierno de fragilidad mayúscula se puede dejar en barbecho la política
un mandato y, en este caldo de cultivo que hace crecer nuestras fuerzas,
se olvidarán los viejos desagravios". Automáticamente, tras las
elecciones griegas se empieza a hablar de que ya viene el lobo neonazi,
cuando una visión bastante objetiva podría vislumbrar la decepción de la
extrema derecha ante unos resultados no tan satisfactorios como los que
se podía prever.
Me da por pensar que el desarrollo de los últimos acontecimientos es la
inevitable hoja de ruta a la que los ciudadanos nos vemos abocados, ante
un temible plan prefijado del sistema.