martes, 8 de mayo de 2012

¡¡¡Olé, olé Hollande y olé... Que Sarkozy ya se fue!!!

Hay una reflexión muy interesante que me ha llegado y con la que me ha dado por pensar que... quizá los partidos extremos son beneficiosos para que el sistema se perpetúe de la mano de la tan famosa y extendida teoría del miedo...

Los grandes partidos políticos (en el caso de España con el bipartidismo) no dejan de sugestionarnos con su fórmula mágica para que deseemos llegar adónde nos están llevando de la mano: "¡¡¡Votemos al partido mayoritario de la oposición!!! pues, si éste la caga, en otra nueva oportunidad tomamos la decisión inversa". Además, en caso de que ni siquiera haya confianza en esta opción, los líderes más avispados tendrán ocurrencias para que no cunda el pánico en su seno pensando que: "Con un empate técnico que suponga un gobierno de fragilidad mayúscula se puede dejar en barbecho la política un mandato y, en este caldo de cultivo que hace crecer nuestras fuerzas, se olvidarán los viejos desagravios". Automáticamente, tras las elecciones griegas se empieza a hablar de que ya viene el lobo neonazi, cuando una visión bastante objetiva podría vislumbrar la decepción de la extrema derecha ante unos resultados no tan satisfactorios como los que se podía prever.

Me da por pensar que el desarrollo de los últimos acontecimientos es la inevitable hoja de ruta a la que los ciudadanos nos vemos abocados, ante un temible plan prefijado del sistema.