viernes, 7 de septiembre de 2012

Angustias como un estado del alma

He estado siguiendo el proceso al que te enfrentas en tu labor docente y no he podido dejar de reflexionar, a raíz de tu vivencia, acerca de la situación en que se encuentra la educación.

Voy a fijar el punto de partida en la elección laboral, especialmente por ser tan vocacional la decisión de quienes decidimos poner nuestro granito de arena en el logro de un mundo mejor. Es esta elección la que define, de la misma forma en que lo trata la película de Matrix, los adversarios a los que nos tenemos que enfrentar.

Comparto contigo que no es un camino fácil, especialmente cuando tu resistencia emocional se constituye como principal adversario. En muchos momentos hemos transitado por la misma senda, con la percepción personal de sensaciones parecidas, haciéndome valorar que aquello que elejimos nos lleva a enfrentarnos de forma reiterativa a similares circunstancias.

Puede que nunca sientas alivio, te has posicionado como una luchadora educativa y esto conlleva tensión y permanencia constante en un estado de alerta, más aún, si cabe, al tratarse de una persona tan en lucha por los valores como tú lo eres.

Por otro lado, tanto tú como yo tenemos claro que la nociva reestructuración acometida en la sombra por la consejería de educación comienza mucho antes de que se reconozca la crisis, si bien ciertas prácticas, que datan ya de 2009, se convertían en una señal inequívoca al respecto.

Un interino de Primaria que, como por aquella época era mi caso, arrimara el hombro con cierta continuidad por el ancho espectro de colegios públicos que conforma la comunidad de Madrid, aún sin saber si era el último de los primeros o más bien el primero de los últimos, ha podido comprobar cómo durante estos tres años su labor ha estado restringida exclusivamente a apoyar a alumnos particulares de primaria que demandaban su atención.

Estas últimas líneas no se presentan como una queja sino como una argumentación sobre lo que conlleva una elección, con su proyección temporal.

Sin embargo, se podría decir, al hilo de infinidad de situaciones cotidianas, que todos los trabajadores educativos de ésta, nuestra comunidad, hemos bajado un escalón: A los funcionarios se les hace la vida imposible (en muchos casos tratándolos como interinos) y los interinos se convierten en trabajadores precarios.

Tus palabras han hecho que me anime a escribir unas líneas, para aportar una nueva visión crítica del engendro en que se está convirtiendo lo que consideramos fundamental en el proceso de mejora continua de la sociedad, en manos de unas jóvenes generaciones colmadas de valores humanos y de gente que lucha por creer que un mundo mejor es posible.

Gracias por encender la llama.