Bochornoso.
Así se podrían calificar los últimos devaneos de la educación madrileña.
Fijemos la atención, sin tomarlo como punto de partida porque la situación viene de mucho antes, en la convocatoria de oposiciones al cuerpo de docentes en primaria. Todos los esfuerzos de la administración han sido rectificar la cancelación para este año, un día después de su anuncio con el fin de recaudar las tasas de casi treinta euros por derechos a examen, y desplazar los procesos selectivos más allá del verano con el grave inconveniente para su desempeño que es la vuelta a las aulas tras el fin del período estival..
Al ridículo número de plazas que salen a oferta pública se le suma la nueva valoración de los méritos, en la que incomprensiblemente pierde peso la experiencia docente y se excluye la formación. No imagino cómo se puede valorar la capacidad de un maestro con la exclusiva calificación de un examen... Es imposible que sea primando la parte práctica cuando ésta consiste en una serie de preguntas acerca de los ámbitos de estudio de la especialidad.
Por ésa y otras razones he decidido utilizar mi participación en el examen como medida de protesta por lo que está sucediendo aún a riesgo de añadir una dificultad más, unida a las que Esperanza Aguirre está llevando a cabo en su estrategia de extinción de lo público, a poder trabajar como maestro interino.
Esta es mi forma de promover un cambio necesario, al dejar de creer en ésta educación y no querer ser parte de un engranaje defectuoso empleado con fines de estratificación social. Así no merece la pena luchar desde dentro. La gente es lo último que pierdes, Esperanza, cuando ya no dejas nada.
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